La Junta Central Electoral (JCE) viene llevando a cabo una masiva campaña de concienciación ciudadana, invitando a los votantes a no vender su voto, a que vote con conciencia, y a que los más jóvenes acudan a votar tanto en febrero como en mayo. Que si vendes tu voto, perdemos todos.
La tarea de concienciación es titánica. Los índices reales de la calidad de la educación dominicana no ayudan. Y a ello tenemos que agregarle el histórico clientelismo político, que viene capturando por décadas a generaciones de dominicanos, los cuales han sido acostumbrados al paternalismo estatal con el dame lo mío (EL DAME).
Mientras ese esfuerzo se lleva a cabo, por el otro lado, las élites que controlan los partidos tradicionales saben perfectamente de esa realidad, y es por ello que se aseguran repartir millones de raciones de comida a los votantes más vulnerables, y así contribuir a mantener esa gente en un estado perenne de necesidad (Pobreza), que al fin y cabo es su principal plataforma electoral.
Reparten miles de millones de pesos en efectivo el día de las elecciones, bajo el pretexto de que se trata de recursos para cubrir la «logística», que no es otra cosa que una vulgar compra de votos.
Pero no todo está perdido. El clientelismo solo puede operar en aquellas personas que ciertamente están afectadas de un estado de necesidad, y en los tradicionales fanáticos partidistas.
En la gente decente, educada y consciente; en los que los políticos clientelistas no pueden darle dinero ni llevarlos a votar, esa repartición de dádivas no encuentra cabida.
Es claro que es inútil pretender convencer a gente que se encuentra en un estado de necesidad para que vote con lo que no tiene (consciencia). Igual ocurre con los típicos fanáticos que pululan en los partidos tradicionales, cuyo voto es el resultado de la distorsión cognitiva que por lo regular los afecta.
Sin embargo, los votantes más educados; los más instruidos, y los más conscientes, definitivamente son más.
Son estos últimos los que tienen que hacer prevalecer su conciencia. Y es que en definitiva, contrario a lo que nos han querido vender los políticos clientelistas (que son más los pobres), entre los electores, la gente más decente y consciente, son los más.
jpm-am
